La dama de la tortuga

Sin Recovecos

Por: Rafael Vega Valladares

La historia de la tortuga rescatada en la costa yucateca con protagonistas a Gabino, Román y Franchesco, animada por una extraordinaria narración llena de amor y ternura, sacudió esta semana las redes sociales.

En poco tiempo, una lección de respeto y amor a la naturaleza fue aprovechada para hacer bromas, videos y memes y fueron muchos los que rieron gracias a la naturalidad con la que la dama que alentaba el rescate se expresó.

Lejos de hacer mofa de las formas de expresarse de la mujer, creo firmemente que mucho de la gracia del video es que vemos reflejadas las formas de ser de nuestra gente en Yucatán. ¿Quién no tiene en la familia un pariente o una tía que se expresa con tantos cariñitos? ¿Verdad que sí?

Hoy, antes de cualquiera burla, tenemos que agradecer a la dama de la tortuga su espontaneidad y gracia al expresarse y poner por encima de cualquier forma el fondo del asunto: el rescate de un animal.

No hay que olvidar que días antes, los yucatecos nos indignamos por la muerte de un tucán real, suceso que tuvo todo tipo de expresiones al grado de que algunos se quejaron de que el gobierno no haya grabado con sus cámaras el acto infame como si se pudiera poner estos equipos en cada árbol de la ciudad.

Dos casos diametralmente opuestos que nos hablan de lo que somos como seres humanos: por un lado nos vemos llenos de amargura, encono, rencor y odio contra la vida y sus animales y por el otro, un acto lleno de heroísmo y amor a la naturaleza.

Lo que más nos debe animar con estos sucesos es saber que en esta cuarentena, que tanto nos ha costado, podemos valorar nuestro medio ambiente, que aunque ya demostró que puede regenerarse sin la presencia del hombre, nunca está de más actuar consecuentemente como nos muestran la historia de la tortuga y su tierna narradora.

En redes sociales ya circula una carta de agradecimiento para la dama yucateca protectora de la tortuga y hoy nos enteramos que una florería le ha enviado a la heroína un hermoso ramo de flores con la forma del quelonio. Bien merecido y ojalá que lleguen más agradecimientos por darnos una lección de respeto y amor a la naturaleza que tanto ha sufrido por culpa de todos nosotros.