*La inconclusa construcción del Palacio de la Civilización Maya, se encuentra totalmente abandonado y cubierto por la selva baja de Yaxcabá, como prueba irrefutable de la corrupción de la ex gobernadora Ivonne Ortega Pacheco
Redacción/PorEso.mx
A trece años de que la edificación del Palacio de la Civilización Maya se suspendiera y quedara convertido en un elefante blanco, la Auditoría Superior de la Federación encontró al menos 13 irregularidades en los 92 millones de pesos de recursos federales destinados al Gobierno de Yucatán para su construcción, que inició en 2009.
La inconclusa construcción del Palacio de la Civilización Maya, se encuentra totalmente abandonado y cubierto de la maleza que forma parte de la selva baja de Yaxcabá, como prueba irrefutable de la corrupción de la ex gobernadora Ivonne Ortega Pacheco
El Palacio de la Civilización Maya fue anunciado en el 2009 como un museo por la entonces gobernadora priista Ivonne Ortega Pacheco.
La primera piedra se colocó el 22 de diciembre de ese mismo año en la comunidad de Yaxcabá, a lado de un cenote, en las inmediaciones de la zona arqueológica de Chichén Itzá
A pesar de las pruebas que hay para sustentar el millonario desvío de recursos para la edificación de “El Disneylandia maya”, como lo denominó en su momento la hoy ex titular del Ejecutivo, hasta el momento no hay denuncia penal alguna en contra de la legisladora federal.
Para este mega proyecto llamado “Disneylandia maya” por la misma Ortega, el Gobierno del Estado de Yucatán recibió 92 millones de pesos de recursos federales, de acuerdo con la información de la Auditoría Superior de la Federación dada a conocer en febrero pasado.
Aunque se contemplaba construir un museo de 72 millones de metros cuadrados y un monto de inversión de 626 mil 465 millones de pesos (costo en 2009), la obra quedó suspendida al encontrase basamentos en la zona, indicaron los resultados de la Auditoría.
Lo más irónico de todo, los pobladores de Yaxcabá ya olvidaron la promesa de Ortega Pacheco, pues este “elefante blanco” los iba a sacar de la pobreza extrema que se vive en este municipio.
Incluso, los más jóvenes manifestaron que no conocen a la ex gobernadora, así como también ignoraban la existencia de un museo, y en algunos casos lo confundieron con el parador turístico de Yaxunah.
Los pobladores de Yaxcabá desconocían que ese proyecto buscaba fomentar la dinámica socioeconómica del municipio, considerado como uno de los más pobres del país, pero fue una estrategia de escritorio, pues nunca se informó a la población el verdadero objetivo de la obra.
El edificio está ahora en medio de lo que queda de la selva baja y el poblado más cerca está a 5 kilómetros. Ante tal desolación, sólo se escuchaba el susurro del viento y se constató que el lugar estaba vacío.
En un recorrido por la obra, se observó el total abandono y se constató que sólo se terminó el estacionamiento, el cual cuenta con luminarias, hay dos módulos que están a medias y una más con tan sólo la estructura metálica.
Atravesando la maleza se llegó al área de la construcción, la cual lleva cerca de una década sin avance alguno, y se constató la deplorable condición que prevalece, debido a la humedad y la corrosión.
El inconcluso edificio sólo es habitado por golondrinas, murciélagos, arañas, diversas especies de hormigas, serpientes, e incluso, un zorro que tímidamente se asomó por el lugar, entre otros animales silvestres.
La mala planeación, la falta de apoyo financiero del Gobierno Federal y las dificultades para adquirir los terrenos donde se construiría el museo, acabaron con el proyecto. Las autoridades lo abandonaron en 2011, luego de gastar inútilmente más de $90 millones de recursos públicos.
En su dictamen, la ASF explica que «de la revisión a la obra se observó que la primera etapa concluyó en agosto de 2011, y no se continuó con la ejecución del proyecto en sus etapas posteriores, por lo que ésta permanece en abandono, sin utilidad pública y en razón de ello no se proporcionaron los beneficios previstos a la población.
Posteriormente, se dispuso a buscar el cenote Abán, así como la ceiba que estaba en la entrada, por lo que nuevamente se atravesó la maleza.
Al ubicar el cuerpo de agua, se corroboró que el abandono de más de una década sólo permitió que el cenote Abán mantenga cristalinas sus aguas, así como el crecimiento de la selva baja.
Al regreso al estacionamiento, de manera fortuita se hallaron los registros de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), por lo que el cableado era subterráneo.
A pesar que se estuvo por más de una hora en el abandonado inmueble, ni un alma llegó al lugar, para dar información
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