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CFE monopolio que pone fin a las energías limpias

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A decir Verdad

Por: Rubén Íñiguez

El presidente de la república López Obrador sentenció que no acepta las energías limpias, por el hecho de ser generadas por el Sector Privado. Con ello declaró que se cierra el camino a los generadores eólicos, al aprovechamiento solar, hidroeléctrico, y a otros métodos limpios pero en particular, a la generación de energía por empresarios.

A decir verdad, un serio pecado tienen estos neoliberales sin remedio, sus empresas son más efectivas en un 85 por ciento que la generación similar por la Comisión Federal de Electricidad, que sigue siendo ineficiente.

México, sin observar sus acuerdos internacionales, como el del Pacto de Kyoto, Japón; para el desarrollo de técnicas que no contaminen, optará por quemar el combustóleo, desecho de la refinación y con ello proveer a la CFE y resolver el problema del funcionamiento de las cinco refinerías que generan ese desecho aunque el aire y la tierra, lo paguen con su veneno.

Esto ocurrió como insensible tragedia para el desarrollo y ecología mexicana en el primer fin de semana de mayo de manera sorpresiva se dio el golpe. Estos es lo que AMLO anhela, por ello sostiene a Bartlett que le repite la consigna de la estatización como modelo de defensa de una soberanía que los estados dejaron atrás en el siglo pasado por inoperante y costosa.

El rechazo incongruente, injustificable del presidente de un país en recesión, que pretende neutralizar a los generadores de energía eléctrica, y que permiten a la CFE cumplir con el abasto necesario. Los energéticos deben ser generados por el mismo gobierno, sino son reprobables. No los consumirán, bajo este plan, cuando la empresa estatal recurrió a la inversión privada para poder dar abasto a la demanda eléctrica.

El regreso del monopolio, entendido como soberanía y rectoría económica del Estado, ofrece que tanto Pemex como CFE se conviertan en verdugos de la infraestructura que comenzó a desarrollarse por diversos sectores, incluso del Ejército Mexicano que tiene generación eléctrica eólica en Oaxaca y de empresas en otras regiones del país.

Pero el punto es que esto va a generar problemas internacionales como ya los creo el nefasto Manuel Bartlett, en el asunto de los gasoductos que traen gas para generar energía, y en que fue necesaria la intervención de Trump, para que AMLO enmendara los errores del criticado funcionario Bartlett. Alemania, Francia, Italia, España, Canadá, Gran Bretaña, Suecia y Finlandia, pidieron al presidente que no emitiera el decreto del monopolio de la CFE por medio de sus embajadores, que al intervenir oficializan el asunto como de interés.

Esto desalienta y genera desconfianza para la inversión extranjera, una vez más. Si las empresas de inversión extranjera, en que hay que sumar a Japón, llegan a demandar en los tribunales internacionales, de poco va a servir el cinismo de Bartlett y se consumirán recursos valiosos en satisfacer pagos extranjeros innecesarios en plena depresión económica.

Va a costar nuevamente otra fuerte erogación para suprimir algo positivo que ya funciona y se crea para el pueblo dos riesgos: Zonas de desabasto, entre los cuales está el Sureste Mexicano, con la Riviera Maya, con insuficiencia para los centros industriales.

Lo otro, es que será más cara la electricidad, ya que tendremos que subsidiar otro monstruo ineficiente como es la CFE. Recuerde cuando TELMEX era el monopolio de la telefonía. Era servicio caro, malo, obligado a financiarse comprando bonos, y se tardaban dos meses en instalar una línea urbana. La competencia mejoró a esa empresa y ahora tiene que ser mejor y el mexicano puede elegir otras para mejorar atención, servicios, o precio. Pero CFE será el esperpento obligado para todos, el único, eso es un retroceso.

El desarrollo del siglo XXI se frena para retornar a consumos perjudiciales para el medio ambiente, como en el siglo anterior en que Pemex daño selvas, ríos, mares, con derrames, con desechos tóxicos, y en ocasiones en accidentes de escala mundial, que llamaron la atención por dañar enormes áreas marinas, todo envuelto en la impunidad. Los que exigen mano dura a las empresas como Peñoles, en Minería, por negligencias o accidentes ecológicos, que han sido sancionados y obligados a reparar los daños, pero eso no aplica en los daños que hace PEMEX a lo largo de su cochina historia como la empresa más perjudicial del medio ambiente.

¿Qué puede ganarse de esto? Una dictadura reforzada en el control del estado de la economía, aunque sus monstruos, estén hundidos y quebrados, como es Pemex y CFE, manejados por improvisados, llevados por consignas ideológicas desfasadas y obsoletas, etiquetados por sus irregularidades que el presidente ha intentado soslayar, con engaños, verdades a medias, y “sus otros datos” crear una crisis artificial y arriesgar el abastecimiento energético de México, dañando su imagen internacional que parece no importarle a este sexenio mediocre y empeñado en desmantelar el desarrollo sustentable.

Improductividad, corrupción, manipulación del mercado, combate a las empresas privadas, solamente pueden ser parte de un plan perverso que nos acerca a las consignas de convertir a México en otro país bolivariano en ruinas y sometido por una mafia del poder que dice ser la cuarta transformación, por ello no necesitaremos más de un par de zapatos como única posesión en esa nueva era oscura, por los apagones.

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