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¿POR QUÉ TENEMOS COLESTEROL?

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El colesterol es una sustancia grasa que se encuentra de forma natural en nuestro organismo. Necesitamos colesterol para fabricar, por ejemplo: hormonas, ácidos biliares y vitamina D. Pero tener niveles de colesterol elevados en sangre puede ser peligroso, pues se acumula en las arterias y producir un depósito de colesterol en sus paredes conocido como aterosclerosis.

Este depósito en las arterias origina la enfermedad aterosclerótica cardiovascular, que actualmente es la principal causa de mortalidad en nuestra sociedad. La aterosclerosis incluyen la enfermedad coronaria o angina e infarto de miocardio, la enfermedad cerebrovascular o ictus y la enfermedad de las arterias periféricas. Por tanto, el colesterol alto es un factor de riesgo cardiovascular, junto con el tabaco, la hipertensión arterial, la diabetes mellitus y la obesidad.

Existen dos tipos de colesterol, y nuestros hábitos y alimentación influyen en los niveles de ambos:

  • Colesterol LDL o colesterol malo: Cuanto mayor sea el nivel de colesterol LDL en sangre, mayor es el riesgo de enfermedad cardiovascular.
  • Colesterol HDL o colesterol “bueno”. Un nivel bajo de colesterol HDL también aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular.

Son varias las causas que pueden aumentar el colesterol LDL, y se pueden dividir según si se trata de factores intrínsecos en el organismo o que, por el contrario, se pueden modificar:

  • Causas que no se pueden modificar: la herencia determina los niveles de colesterol. Éste comienza a elevarse hacia los 20 años y continúa subiendo hasta llegar a los 60 o 65 años. Normalmente el colesterol en los hombres antes de los 50 años tiende a ser más alto que el de las mujeres con esa misma edad. Pero después de los 50 años ocurre lo contrario y los niveles de colesterol más altos se presentan en las mujeres.
  • Causas que se pueden modificar: nuestra dieta es uno de los factores que más condicionan nuestros niveles de colesterol. Las grasas saturadas presentes en los alimentos de origen animal y en algunos aceites vegetales, como el de palma y coco, deben moderarse en nuestra alimentación. También conviene evitar los ácidos grasos trans, que se encuentran principalmente en alimentos elaborados con aceites y grasas hidrogenadas, como, por ejemplo, la bollería industrial, los snacks o los helados.

Por otra parte, el exceso de peso tiende a aumentar el colesterol LDL, así como a bajar el colesterol HDL o colesterol bueno, y aumenta los triglicéridos, que son un tipo de grasa cuya abundancia en el organismo aumenta considerablemente el riesgo cardiovascular.

Mantener niveles altos de colesterol es arriesgado y puede desencadenar consecuencias graves a causa de la acumulación de placa de aterosclerosis.

Parte del exceso de colesterol puede depositarse en la pared de las arterias de cualquier parte del cuerpo, formando las placas de aterosclerosis. Esta placa puede estrechar los vasos y los hace menos flexibles. Si ocurre en las arterias coronarias y éstas se bloquean por la placa, se impide que llegue sangre al corazón, lo cual produce dolor en el pecho o angina.

Algunas placas con mucho colesterol se hacen inestables y pueden liberar colesterol y grasa en el torrente sanguíneo, lo que puede causar un trombo sobre la placa que impide el flujo de la sangre en la arteria causando un infarto de miocardio. Si esto sucede en las arterias del cerebro, podemos sufrir un ictus o infarto cerebral.

Se ha demostrado que la disminución de las concentraciones de colesterol reduce el riesgo de presentar un infarto de miocardio, angina de pecho, ictus y enfermedad cardiovascular grave. Los hipercolesterolemias son las acumulaciones de colesterol en sangre por encima de los niveles normales, y existen medidas no farmacológicas y farmacológicas para tratarlas.

Una dieta para bajar el colesterol, reduciendo los alimentos que elevan el colesterol malo y evitando el tabaco y el alcohol, es determinante. Pero cuando estos buenos hábitos no son suficientes, necesitamos recurrir a fármacos.

Para definir la solución más indicada a su caso, debe consultar con un cardiólogo. Éste le propondrá las mejores medidas para controlar su colesterol, pues cada persona requiere un control más o menos estricto en función de sus características.

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