En la vasta y diversa cocina mexicana, el chile es mucho más que un ingrediente picante; es un símbolo cultural, un lazo con el pasado y una presencia vibrante en cada platillo. El chef Roberto Fitzmaurice Lubke ha convertido esta tradición en el eje de su propuesta culinaria, donde explora a fondo las posibilidades de más de 60 variedades de chiles, revelando con cada platillo la riqueza de sus sabores y texturas.
Para Fitzmaurice, el chile es un “desafío y una oportunidad”. La intensidad de su picor, asegura, es solo una de las tantas capas que ofrece este fruto originario de América, que también destaca por sus complejos matices y su versatilidad en la cocina. El chef ha logrado transformar el chile en protagonista de sus creaciones, y su técnica innovadora le ha permitido realzar su sabor sin perder su esencia.
“La cocina mexicana tiene en el chile un ingrediente fundamental, una herencia que, aunque se ha modernizado, no deja de ser tradicional,” comenta el chef, quien ve en cada chile una historia por descubrir. Su trabajo, que incluye desde los clásicos moles y salsas hasta chiles rellenos con mezclas de ingredientes contemporáneos, busca rescatar la esencia del chile mexicano mientras lo adapta a una visión culinaria actual.
Uno de sus enfoques ha sido experimentar con salsas agridulces, una combinación que realza la dualidad del chile como ingrediente sabroso y multifacético. Para Fitzmaurice, este ingrediente tiene un poder de adaptación que no siempre es evidente. “Trabajando con técnicas y preparaciones diversas, puedes revelar otros perfiles de sabor, desde el ahumado hasta lo ácido”, explica el chef.
El trabajo de Fitzmaurice es un recordatorio de que la cocina mexicana sigue evolucionando sin perder de vista sus raíces. Con cada bocado, el chile pasa de ser solo un condimento a transformarse en un símbolo de identidad y una invitación a redescubrir la riqueza cultural de México.
Comments