El gobierno del presidente Joe Biden aseguró ayer que está dispuesto a unirse a las conversaciones de Irán con potencias mundiales para discutir el regreso de Estados Unidos al acuerdo nuclear de 2015, y renunció a las pretensiones de su antecesor Donald Trump de imponerle nuevas sanciones, en un tajante repudio a la “campaña de presión máxima” del magnate con la que intentaba aislar a la república islámica.
El gobierno estadunidense también adoptó dos medidas que atañen a la Organización de Naciones Unidas (ONU) a fin de restaurar la política existente antes de que Trump sacara a Estados Unidos del acuerdo nuclear, en 2018.
Las medidas fueron censuradas de inmediato por sectores radicales opuestos a Irán y de seguro causarán preocupación en Israel y los estados árabes del Golfo Pérsico.
El Departamento de Estado anunció las medidas al cabo de conversaciones entre el secretario de Estado, Antony Blinken, y sus contrapartes de Gran Bretaña, Francia y Alemania, y en momentos en que Biden se dispone a participar, aunque virtualmente, en sus primeras reuniones con gobernantes de otras naciones.
El anuncio tiene lugar un día antes de que Biden converse con los gobernantes de las naciones del Grupo de los Siete y después pronuncie un mensaje ante la Conferencia de Seguridad de Múnich que se efectúa cada año. En ambas intervenciones, Biden tiene previsto hablar sobre sus compromisos con la diplomacia multilateral y su deseo de eliminar los daños que las posturas de Trump habrían causado los cuatro años anteriores.
En un comunicado, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, expresó que Estados Unidos aceptaría una invitación de la Unión Europea para asistir a una reunión de participantes del acuerdo nuclear original: los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania, además de Irán.
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